Remedy Entertainment se encuentra estos días celebrando el décimo aniversario del estreno de Alan Wake por todo lo alto con su llegada a Xbox Game Pass, entre otras cosas. Este juego de terror psicológico se convirtió pronto en un título de culto por su ambientación y narrativa, pero su desarrollo fue todo lo contrario a un paseo de rosas. Tras abandonar parte de la ambiciosa propuesta jugable que se pensó en un principio para Alan Wake, el juego tuvo que rehacerse casi por completo en el tercer año de desarrollo.
Aunque no es ningún secreto que Alan Wake en un principio iba a tener un mundo abierto, tal y como se enseñó en su presentación del E3 2005, el equipo de Sam Lake fue incapaz de hacer funcionar sus ambiciones dentro del juego, ni con el respaldo que supuso el acuerdo con Microsoft. Tal y como cuenta Sam Lake en una entrevista con Arsh Technica, durante el tercer año de desarrollo se tomó la difícil decisión de prescindir de gran parte de sus ideas de mundo abierto y rehacer el juego casi por completo para asemejarse al Alan Wake que llegó finalmente a las tiendas.
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Algunas de las ideas del mundo abierto se mantuvieron, aunque de manera casi testimonial, y se rehicieron cosas como el propio aspecto del protagonista. Esto retrasó más de lo debido el desarrollo de Alan Wake hasta que finalmente saliera al mercado en 2010. Había ciertos indicios de ese mundo abierto en el juego final, pero cuesta imaginarse ahora el juego con un mundo abierto que encaje igual de bien con su apartado narrativo.
En estos momentos, el lanzamiento de una segunda entrega parece bastante improbable, pero Remedy dará respuesta a algunos de los misterios de Alan Wake a través del segundo DLC de Control. Veremos lo que la Agencia ha podido averiguar sobre los acontecimientos de Bright Falls durante estos años.